lunes, 27 de agosto de 2007

CONVERSACIONES CON UN ALMA. (Crítica al zapateo de Juan Ignacio Sago).

Exordio:
Estrategia vil del alma inocua,
Esquivando disparos del otrora
Tiroteo sangriento y despiadado
Del pecado y del pueblo ensimismados.

Abre paso, el alma entorpecida
A la lluvia de cenizas impugnable
Que conjura, sedienta de armonía,
Una música lejana, insoportable.

Abre paso, entre gentes de este pueblo
Siempre lúgubre e imbuido en el velorio
Eterno de sus héroes más preciados,
Y de sus rutas y caminos destruidos.

Hoy es hiel y las manos deshuesadas,
Inocentes, incólumes y a salvo.
Ahora es hiel el alma tosca deambulando
Por la esquina donde fue asesinada.

Escena: Única
- Descansa, pobre muerto. Descansa.
Vete al infierno o a los cielos.
No lamentes sin lágrimas el momento,
Halla el camino de los muertos.

- ¡Pero tú que me dices si estás vivo!
Si te duelen los brazos y las piernas.
Si tu voz es aliento del olvido:
Nunca dices y nunca haces nada.

Soledad en esta esquina estoy buscando.
No interrumpas mis anhelos quebrantados.
Vete al sitio de los vivos: alocado
Y déjame en paz, vagabundeando.

- ¡Pero tú estás muerto y no es éste tu lugar!
No aguardes, no detengas ¡zapatea!
El silencio duerme, reposa y te espera.
Anda, despiértalo, despiértalo y entra

Alma estática: conmuévete un instante.
Mis palabras quieren ser como espadas:
Las mismas que en la tarde del brumario
Despertaron tu silencio más oscuro.

-¡Tú eres Krow: asesino, adulador!
Débil, tibio, impuro y sin agallas.
Fue tu espada empuñada la asesina
Y tu jefe, Napoleón, el gran canalla.

Pero tú, insulsa bestia atolondrada,
No consigues, si deseas, redención
¿Por qué eres desalmado y tan cobarde
que mataste a un “enemigo” y de tu bando?

- fuiste tú, estúpido me exhortaste
a que entierre mi espada en tus entrañas.
Con palabras y frases lastimeras
Condenabas a mi ser a los rebajes.

Si matar al cínico es pecado,
Permíteme Belcebú ir a tu reino
Cuando muera de viejo o en combate
O redime, Dios mío, mis embates.

- ni el infierno, ni el cielo corresponden
a las almas, asesinas, desconfiadas.
Sólo estar en la esquina de la muerte
Recordando el dolor de las espadas.

Epílogo:
- de una vez y parta siempre.