jueves, 14 de mayo de 2009

A ESTA PIEDRA

Tácita. Algo insolente, dura y lastimosa. Haciendo de la permanencia un estado y de la perdurabilidad una costumbre. Redondeada en todos tus ángulos, las aguas parcas de tiempos indecisos abrazaron tu frialdad, y te abrazan hoy.

Tus precisas partes son más que el todo que las integra. Desde el África oscura y abandonada hasta una América descreída; no puedo yo narrar tus periplos, aun infiriendo tu estadía en India o Tuvalu. Proferir conjeturas absurdas sobre ti es abandonarse a las terribles pesadillas que puedes liberar si te encolerizas, y no quiero atravesar por tremenda fatalidad

El tiempo te distingue y te ha dado el lugar privilegiado de la vejez perpetua y de la perpetuidad vieja, añeja, sabrosa y tenue. Del tiempo sólo tú puedes decir cosa alguna. Lo que escondes y lo que no conversan en tus fronteras internas, fronteras que serán nucleares cuando algún otro hable de ti. Cuando algún otro cargue su pesadez sobre ti. O, simplemente, cuando otro que no sea yo te arroje al infinito.

Lugar del que eres parte son todos, y los tiempos también. Y las brisas de todos los siglos opinan de ti algo. Pero tus secretos son profundos y entreverados. El sol conoce de ti, pero sólo de tu mutante superficie y no de tus recovecos (donde guardas millares de confidencias). La confianza de la humanidad es parte de tu esencia.

Cuando otro arroje esta piedra que yo ahora estoy arrojando al fondo del río, mis secretos tampoco serán revelados.

...

¡Glup!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

por q me gusta tanto y a la vez me cuesta tanto entenderte??

Franco dijo...

No sé...