martes, 30 de enero de 2007

AL BUEN VINO

Pero si hasta tenía surcos, como Pedro, que iban de mis ojos a mi boca. ¡Ya basta! Si, si... ya basta... no podía ser así, no debía ser así. Entonces me acompañé, en noches serenas a mi solo, o no tan solo, pero el aroma del vino fue mi aroma... y que bien huele el vino.

-¡Mozo! Un poco más- le dije.

-¿Un poco más de qué- me preguntó:


Un poco más de luna
Y un poco más de sol,
Un poco más de vino
Para mi corazón.
Pues esta es la razón
De mi locura,
Tu pálida armadura
Ya no me asusta tanto,
Ya no, ya no.

Me empezaba a doler el lugar, ya no tenía ganas de de seguir viendo al mismo mozo con su cara de aburrido y su boca cerrada, ni esta mesa de maderas gastadas tan solitaria, ni esas copas de vidria tan bien hechas que con un golpecito no más se quiebran, y encima muestran sin vergüenza y sin pudor su interior:

Salí a patear el polvo
De la ciudad dormida,
Tu risa no me llega,
Mi llanto ya acabó,
Y ya no pienso en nada,
Embriagué mi corazón
Con dulce vino bueno
En copas de papel
Bebí, bebí

Borracho ¡si! Borrachísimo, ¿y qué?. Un poco más sucio tal vez ¿y qué’. Pero ya no se me notan más aquellos surcos... seguí manso, con la cabeza gacha y tiñéndome de mi, de vos, de todos. Hasta que llegó el momento en que levante la mirada para ver:

Y en la esquina del tango
Perdido me encontré,
Y me senté cansado
Sobre el humo de mis pies.
Ya nada más recuerdo,
El vino me venció.
Mis manos son racimo
de uvas de Malbec;
el vino me ha vencido,
por suerte te olvidé.

Me guste o no, te guste o no...

Por suerte te olvidé.

¡Ahora si! Ahora si a danzar, a danzar alma mía que somos uno otra vez. Mañana , con el sol, vamos a salir a correr por el parque, vamos a mirar y escuchar los pajaritos y capaz, quién te dice, juguemos a algo divertido. Hasta que nos asalte la luna con su ternura y nos invite una copa para olvidar. ¡Vamos alma mia! Dancemos juntos, dancemos juntos esta vez. ¡Vamos, vamos almita!¡Eso!¡No pares! Así, así... ¡Muy bien! Vamos , bailemos, sigamos así, ¡Vamos!.

lunes, 29 de enero de 2007

A UNA ANARQUISTA

Giorigio de Chirico: "La nostalgia del poeta" , 1914

Se me vino la noche. Con toda su furia me apretaba la sien. La cabeza era como que explotaba, o explotaba sin regodearse de metáforas inútiles.
Con la noche caía también la lluvia, pero mi cama ya no estaba seca. Seguía sudando el pésimo año. Sudaba tristeza y desamores, como siempre. Vos me empapabas, como siempre.
Entre mis venas corría desamor, a veces nostalgia, y entre los poros de mi piel se filtraban amalgamados, en una sola gota de un algo desabrido, híbrido, sucio.
Y encima se me caían las canas. No creo que el resto creciera, sino que yo ya me estoy achicando.
Hace mucho que no sé nada de los anarquistas. Creo que se ocultaron para leer a Baudelaire. Sí, eso están haciendo.